Cuando hablamos de empresas de consumo masivo que manejan amplios catálogos de productos —desde alimentos, bebidas, hasta artículos de higiene personal y del hogar—, la actualización constante de empaques y etiquetas se convierte en un reto crítico. Estas compañías suelen operar en entornos altamente regulados, con normativas nacionales e internacionales que cambian con frecuencia.
Entendiendo el Desafío de L’amandine
El ejemplo de L’amandine ilustra perfectamente esta realidad. la marca se enfrentó al reto de diseñar nuevas etiquetas de un extenso portafolio. sin comprometer la continuidad de su producción ni poner en riesgo su posicionamiento en el mercado
L’amandine, una reconocida empresa del sector alimentario, debía cumplir con nuevas regulaciones que exigían un etiquetado más detallado y transparente para sus productos. El objetivo era claro: adaptarse a las normas vigentes sin sacrificar la continuidad de su negocio ni la presentación de su marca. Además, la actualización del etiquetado implicaba una supervisión minuciosa de materiales, diseños y contenido legal. Todo esto tenía que hacerse de manera ágil, pues la introducción de nuevas etiquetas no podía frenar la velocidad a la que L’amandine producía y distribuía sus bienes.